jueves, 16 de mayo de 2013

Oficina de Londres. Director Económico

Una oficina encierra más peligros de los que podemos imaginar. Mobiliario inapropiado, iluminación inadecuada, ruido en exceso, falta de higiene, desajustes térmicos y el humo del tabaco son una amenaza constante en la vida diaria de millones de empleados en España.

Un estudio reciente del Instituto de Biomecánica de la Universidad Politécnica de Valencia revela que en España el 55 por ciento de las personas que desarrollan su actividad laboral en una oficina tienen problemas posturales. De ellas, el siete por ciento ha causado baja por este motivo. La postura poco natural que requiere el trabajo frente a una pantalla de visualización de datos o hablar durante horas por telefóno puede convertirse en una lenta agonía para el cuerpo. El cuello, los hombros, los ojos, la zona dorso-lumbar y la cabeza reciben la mayor parte de las molestias en el caso de los oficinistas.

Según el mismo estudio, el 67 por ciento de los trabajadores con problemas posturales atribuyen sus molestias a un mal diseño del lugar de trabajo y una mala distribución del espacio. Las quejas de estos empleados se centran principalmente en aspectos térmicos, iluminación, molestias acústicas, privacidad, posibilidad de comunicación, el mobiliario y la distribución de espacios.

Para los expertos, solucionar esto es fácil. Apenas se requiere cierta dosis de sentido común y facilitar a empresarios y trabajadores la formación adecuada para garantizar un entorno laboral libre de amenazas. La Ley de Prevención de Riesgos de 1995 establece la necesidad de adaptar el puesto de trabajo a la persona y no al contrario. "Todo trabajador tiene no sólo el derecho sino también el deber de informar al empresario de las disfunciones y aspectos que le produzcan fatiga o molestias y el empresario de introducir las modificaciones ergonómicas necesarias para que el trabajador pueda realizar su trabajo eficientemente", explica Guillermo Perea, director de organización territorial de Asepeyo.

El primer paso es poner en marcha un Plan de Prevención de Riesgos Laborales (PRL), aunque muchas compañías, todavía hoy, lo consideran un gasto. Desde el pasado mes de junio, la reforma normativa recogida en la Ley 54/2003 contempla como infracción grave no disponer de un PRL, aunque la empresa tenga un solo empleado. "El problema es que muchos empresarios no son conscientes todavía de los beneficios sociales que esto representa para la plantilla", explica Jorge Díez, director de recursos humanos de la aseguradora DKV, para el que la mejora de las condiciones de trabajo de los empleados es una inversión segura. Por eso el coste de poner en marcha un plan de prevención no debería ser una traba si tenemos en cuenta que una empresa de hasta doce trabajadores puede contratar un servicio de prevención ajeno desde trescientos euros al año. "En el caso de las pequeñas y medianas empresas, la actividad preventiva puede asumirla, sin coste alguno, el propio empresario si se capacita para ello", afirma Perea.

Es el caso de las empresas de menos de seis trabajadores es el propio empresario el encargado de la puesta en marcha del sistema de prevención. Sin embargo, cuando la compañía superar este número es necesario designar a un trabajador responsable, previo curso de formación certificado de un mínimo de treinta horas, o contratar un servicio de prevención. Otros gastos que hay que afrontar son las inversiones que se tienen que poner en marcha para renovar el mobiliario y optimizar el espacio.

Ergonomía

"En el mercado existe el mobiliario adecuado y los métodos de evaluación necesarios para estudiar si un entorno laboral es adecuado. Otro asunto es que se tomen las medidas oportunas", explica Carlos García, responsable de I+D del Instituto de Biomecánica de Valencia, que se encarga desde hace años de aportar soluciones técnicas para crear entornos de trabajo ergonómicos y saludables. Según García, "lo más importante es contar con el espacio suficiente en la mesa de trabajo que permita colocar la pantalla frente al usuario, paralela a la ventana para evitar reflejos, y poder apoyar los antebrazos sobre la mesa para que el peso del brazo no repercuta en las muñecas".

Otro elemento importante es la silla, que debe ser regulable en altura, giratoria, con ruedas y con un respaldo abatible. "Además, si se trata de una oficina demasiado grande es conveniente colocar mamparas que aislen del ruido y permitan un mayor nivel de concentración", indica García.

Valerie Tasset, especialista en ergonomía del fabricante de mobiliario de oficina AF Steelcase, señala que últimamente se ha registrado un incremento de enfermedades psicológicas relacionadas con las malas posturas. "La falta de concentración, la irritabilidad, la desmotivación y el estrés pueden ser consecuencia directa de un entorno de trabajo inadecuado", aclara.

¿De qué se quejan los trabajadores?

Zona corporal

Cabeza: 16%
Ojos: 38%
Cuello-hombros: 43%
Dorsal: 19%
Lumbar: 27%
Piernas-pies: 9%
Brazos: 3%
Muñecas-manos: 3%

Eladio González, jefe de formación, calidad y desarrollo de la dirección de prevención de la mutua Ibermutuamur, reconoce que las dolencias relacionadas con la musculatura siguen siendo las más comunes. "Es muy raro que en una oficina se registre un accidente laboral con resultado de muerte a no ser que se trate de trabajadores con problemas cardiovasculares o se produzca in itinere -en el camino al lugar de trabajo-, pero no por eso debemos dejar de lado la prevención en la oficina", añade González.

Según Guillermo Perea, actualmente las actividades preventivas se centran más en el control de accidentes, dejando de lado otros aspectos como los ergonómicos y los psicosociales. "Esto ocurre porque al ordenar los riesgos por su gravedad y las medidas preventivas por su urgencia, las actuaciones de seguridad y salud urgentes y necesarias se anteponen a las del confort y el bienestar. Pero no significa que se dejen de lado estos aspectos de la prevención".










Cómo diseñar un plan:
  • - Definir las exigencias normativas establecidas en función de la plantilla y el sector de actividad.
  • - Una vez decidida la estructura del PRL (puede ser el propio empresario, un delegado, un servicio propio o uno ajeno), se elaboran las líneas de actuación en coordinación con todos los departamentos empresariales.
  • - En tercer lugar hay que analizar las patologías frecuentes de la plantilla y realizar una evolución de los distintos centros de trabajo de la compañía.
  • - Si la empresa tiene varias sucursales se recomienda mancomunar los servicios de prevención.
  • - Es necesario establecer un Plan de Emergencias y designar los equipos responsables.
  • - Realizar un programa de comunicación para los empleados

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