Diablos, pues si.
Cuando llego a casa de Vero, están las dos en la cocina charlando, parece que las lágrimas han pasado. Vero, me deja ropa para que me ponga cómoda, mientras me pone al día de su ruptura. Cuando volvemos a la cocina yo remato contando lo que me ha pasado esta noche en la oficina y lo bien que se lo ha montado el jefe de recursos humanos con el comercial...
Unas risas, unos comentarios mas o menos libidinosos y no sé como acabamos...
No hay comentarios:
Publicar un comentario